Citroën C-Elysée HDI 92 Exclusive, entre dos aguas

Construido sobre la plataforma de un utilitario, el C-Elysée cuesta como un compacto y ofrece el espacio de una berlina. Aparentemente, todo son ventajas, pero… ¿cumplirá con las expectativas?

Fuente: COCHES (GRUPO V) / Texto: Javier Llorente

A priori, el lanzamiento del C-Elysée por parte de Citroën, parece una decisión de lo más acertada, sobre todo, por el concepto de “comodín”, que viene a cubrir un espacio desierto, para quien busque un modelo compacto con ciertas aptitudes prácticas. A fin de cuentas, un C4 puede quedarse corto… y un C5 salirse del presupuesto.

Será por centímetros…

Como mencionábamos hace un instante, el modelo francés se construye, en la factoría de Vigo, a partir de la plataforma del Citroën C3. Eso sí, como puede percibirse, el crecimiento es notable y no solo porque aparezca un tercer volumen, todo sea dicho de paso, de diseño un tanto forzado. Si cogemos la cinta métrica, descubriremos que el C-Elysée alcanza los 4,43 metros de largo, 1,75 de ancho y 1,47 de alto, mientras que la distancia entre ejes se queda en los 2,65 metros. Para que os hagáis una idea, es 49 centímetros más largo que un C3 y 10 más que un C4.

Claroscuros

Al acceder al interior, es posible que C-Elysée produzca sentimientos enfrentados. Por una parte, agasaja a los ocupantes con un espacio sobresaliente, sobre todo, si nos centramos en las plazas traseras. En ellas, la habitabilidad es buena en todas las cotas, destacando el espacio que ofrece para las piernas. Además, por anchura, permite que tres adultos viajen, con algunas “apreturas”, aunque favorecidos por un túnel central poco voluminoso. El enorme maletero, con 506 litros de capacidad, merece una mención honorífica. Entre lo mejorable, hay varios aspectos que mencionar. El más obvio, la postura de conducción, bastante artificial, ya que el volante solo se puede regular en altura. También llama la atención la ausencia del reposacabezas central y de un agarradero de techo para el acompañante, la escasa cantidad de huecos portaobjetos o la mala ubicación de algunos mandos, como los de los elevalunas o los de regulación de los retrovisores. Capítulo aparte merecen los acabados, a años luz de la calidad que ofrece, sin ir más lejos, un Citroën C4. Eso sí, al menos, transmiten sensación de durabilidad.

 

Detalle de cuadro de mandos y volante.

 

Solvente

A la hora de comenzar con la parte técnica, diremos que nos encontramos ante la opción más potente de la gama. Una responsabilidad que recae sobre la mecánica 1.6 HDi que, en esencia, se trata de un bloque turbodiésel de cuatro cilindros y 1.560 cm3, dotado de inyección directa por conducto común (common rail), que ofrece una potencia de 92 CV y un par máximo de 230 Nm a 1.750. Presenta una buena respuesta desde bajo régimen, un funcionamiento realmente agradable y un alto grado de solvencia a la hora de circular por carretera y ciudad. De ello, dan buena cuenta sus prestaciones, con una velocidad máxima que alcanza los 180 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h de 11,2 segundos. Cifras que se ven complementadas por un consumo mixto sobresaliente, de solo 4,3 litros cada 100 kilómetros… que, en condiciones reales, apenas ascenderá unas décimas. Sin embargo, todas estas virtudes quedan ensombrecidas por la pobre insonorización del habitáculo.

 

El motor HDi 92 solo puede combinarse con la transmisión manual.

 

A su lado, aparece una caja de cambios manual de cinco relaciones, de tacto preciso, pero con unos recorridos largos de la palanca. Sin duda, a la hora de viajar por carretera, resultaría más refinado si se dispusiera de una marcha extra o de un desarrollo final más largo. Además, no existe la opción de equipar una transmisión automática. Los ocupantes lo perciben como un coche confortable, con unas suspensiones que presentan un tarado blando. Absorbe bien las irregularidades del asfalto, presenta unas reacciones nobles y contiene el balanceo… pero sin aspiración deportiva alguna. Centrándonos en la dirección asistida, al principio, transmite poca información al conductor, aunque, una vez que nos hemos “hecho con ella”, es posible guiar el vehículo con bastante precisión.

 

La instrumentación, compuesta por dos grandes esferas, prescinde de elementos superfluos.

 

Con lo puesto

Además de en la habitabilidad, gran parte de la fortaleza del C-Elysée se centra en el precio, que, en el caso de esta unidad, dotada del acabado “Exclusive”, el más completo, alcanza los 18.050 €. Una cifra en la que se incluye un equipamiento de serie que cumple las necesidades básicas, pero que, como podréis comprobar en la ficha adjunta a esta prueba, prescinde de muchos de los elementos que puede equipar un C4. Así que, llegados a este punto, tus preferencias dictarán sentencia: si buscas espacio y poco gasto, os llevaréis bien; si prefieres imagen y tecnología, debes seguir buscando…

Ficha técnica
Citroën C-Elysée HDI 92 Exclusive
 
Tipo de motor
Diésel, 4 cilindros en línea, turboalimentado
Cilindrada
1.560 cm3
Potencia
92 CV a 4.000 rpm
Par máximo
230 Nm a 1.750 rpm
V. máxima
180 km/h
Aceleración
11,2 s (0 a 100 km/h)
Consumo
4,3 l/100 km (mixto)
Medidas
4.427 / 1.748 / 1.466 mm
Neumáticos
185 / 65 R 15
Peso en vacio
1.090 kg
Maletero
506 l
Precio base
18.050 €
Lanzamiento
Noviembre de 2012
 
Valoración
Precio
****
Prestaciones
***
Comportamiento
***
Consumo
*****
 
Precios Gama Citroën C-Elysée
HDi 90/92 Exclusive
18.050
HDi 90/92 Seduction
16.950
VTi 115 Exclusive
16.750
VTi 115 Seduction
15.650
VTi 72 Exclusive
14.750
VTi 72 Seduction
13.650
 
El probador opina

Tras analizar factores como el precio, el espacio o el consumo, creemos que el C-Elysée es un modelo tan práctico como cumplidor. ¿El problema? Existen rivales que también lo son… y suman mayor calidad y un diseño más moderno.