León, mucho donde elegir

No hay establecimiento en la capital leonesa que no acompañe la consumición con un aperitivo. En barra o terraza, ir de vinos es una costumbre extendida y multitudinaria, de las zonas tradicionales a los nuevos barrios. Te contamos lo que se está cociendo.

Fuente: Deviajes / Texto y fotos: Pepo Paz Saz

Eras de retuertaMascando el arte

Tapas for eveybody podría ser el eslogan turístico de León, una ciudad donde salir de vinos ha servido para darle nombre a un barrio, el Húmedo, convertir las plazas públicas en lugar de encuentro, de despedidas de solteras y solteros y, sobre todo, para hacer de esta liturgia una excusa para habitar la calle en cualquier época del año.

Pero el tapeo en la capital es mayoritariamente, y pese a las diversas iniciativas de índole público y privado –como la Feria de la Tapa, en diciembre– de un perfil bastante elemental, muy apegado a los embutidos que enriquecen y dan sabor al recetario local desde la noche de los tiempos.

Se practica a mediodía, sobre todo en las barriadas donde se concentran oficinas y despachos de trabajo y, por la tarde-noche del jueves al sábado en los barrios Romántico y Húmedo, en el centro histórico. No faltan los quesos de la tierra, la cecina y el jamón. Tampoco los vinos recios: la variedad Prieto Picudo lleva la voz cantante frente a los tradicionales de Toro o de Ribera del Duero.

Un tapeo, el leonés, que es más un acto social que una búsqueda de los placeres de la alta cocina. Por ello te proponemos comenzar lejos del bullicio y de lo típico.

Bares de museo

Eras de Retuerta es un barrio en el eje vanguardista que trazan los edificios del Auditorio Ciudad de León y del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León), ambos obra del tándem Tuñón-Mansilla. En la planta baja de este último se encuentra uno de los locales donde el tapeo se sale de la norma: Cidón (Av. Reyes Leoneses, 24). Abrió en enero de 2011 bajo la estela del desaparecido y añorado Vivaldi –restaurante del barrio Húmedo, en el que el fallecido Carlos Domínguez Cidón alcanzó los momentos más aclamados de su carrera–. Su hermano Jorge, en sala, comanda el equipo del nuevo restaurante Vivaldi. La materia prima de primera y mucha imaginación son sus señas.

Prueba su hamburguesa estrella, la chichiburger, elaborada con carne de ternera del Esla y con chichos de cerdo, la chapata de lomo con carbonara y champiñones o los garbanzos de pico de pardal salteados con bacalao.

En los bajos del edificio Europa está el café Etterbeeck (Reyes Leoneses, 14). Hace aproximadamente un año que los hermanos Sergio y Diego Santa Cruz abrieron este animado local: prueba sus tostas de morcilla con cebolla caramelizada, queso y agridulce de pimiento o de revuelto de gulas, entre otras.

A dos pasos queda El Chorco (Reyes Leoneses, 14), prototipo del local de tapeo que arrasa en León: al refresco le acompaña una media tosta a elegir entre las variedades habituales de jamón serrano, queso con anchoas, pastel de cabracho, morcilla de Matachana o patatas con salsa. Y muy cerca el pub El Arce (Cruz Roja, s/n), en el que por precios similares puede caer un platito con una minitosta de ensaladilla, patatas con salchichas o un pincho de morcilla leonesa.

En la cafetería El Corner (Comandante Cortizo, 2) prueba la tapa de tortilla o el arroz negro recién preparado.

Fuera del meollo

La taberna-vinatería Fornos (Cid, 8) es un clásico con 65 años a sus espaldas y renovado hace cinco. Sirven bacalao ajoarriero, chorizo entrecallao o mollejas a la leonesa. En La Tizona (plaza del Cid, s/n) prueba sus gambas con gulas al ajillo y pimientos, guacamoles con aceitunas negras, ajo y aceite de oliva o cecina marinada con lascas de queso.

En Saint Roman Snack Bar (López Castrillón, 7), antaño famoso por sus bocatas de calamares, pide los frisuelos de bacalao o los pescaítos con Padrón. Y en Camarote Madrid (Cervantes, 8), las mollejas de lechazo o los callos leonesa.

Vamos al centro

El barrio romántico está situado entre las plazas de Regla –delante de la fachada de la catedral–, Torres de Omaña y San Isidoro, y tiene como eje principal la calle El Cid. En la parte posterior de la colegiata de San Isidoro encontrarás la plaza del Santo Martino. Es un reducto de tranquilidad, un tanto alejada del lío de las otras calles del barrio. Chisco abrió aquí hace año y medio el café Santo Martino y ofrece tapas de cocina vegetariana y vegana, como el cuscús, arroz con verduras o paté de olivas.

Sigue por la calle de Fernando González Regueral. En el nº 8, está el que para muchos es el mejor representante del tapeo tradicional de la ciudad: La Ribera. Sólo con propuestas clásicas como los mejillones con salsa brava y patatas con salsa (como tapas, eso sí).

Dos pasos más allá, desembocarás en el meollo del barrio: la plaza de las Torres de Omaña, en el que se alternan terrazas, despedidas de soltero, locales tradicionales y algún que otro renovador como La Jouja, uno de los que acaparan premios en los últimos concursos de tapas. La copa de vino blanco oscila entre 2 y 2,30 € (Rueda, Rías Baixas y Bierzo). Prueba sus cazuelinas de morcilla con manzana, mollejas con hongos o caracoles a la leonesa. O las tostinas de sardina ahumada, paté de chorizo leonés o de cecina.

Uno de los locales más emblemáticos de la plaza es La Trébede. Y su tapa más célebre, la de picadillo. Otro de los preferidos, al otro lado de la plaza, es Casa Condeso: morcilla de Morvega, cecina con aceite de ajo y pimienta negra, pulpo a la plancha y lengua curada con chutney de mango y Módena.

A su lado está la vinatería La Cocina de Monalisa, con sus raciones de lengua curada con vinagreta de caramelo, tataki de pato con mostaza de cítricos y geleé de fresón, cecina con aceite de ajo y pimienta negra, o parrochas con pimientos de Padrón.

Cierra la plaza la Taberna Pajarín, donde disfrutar del tapeo tradicional como la de oreja de cerdo guisada o las sopas de ajo. Y las raciones de chipirones rellenos, mejillones en salsa, cecina de León y lengua curada de vaca.

La estrella del mes
La estrella del mes

Un mes, un producto es una campaña de la Agrupación de Empresas Innovadoras de Turismo y Hostelería (AEI León Innova). Cada mes, los 13 locales asociados a ésta, ofrecen tapas y platos elaborados en base a un producto escogido.

Por ejemplo, mayo se dedicó al chocolate, con propuestas como perdiz con lombarda y chocolate (La cocina de César), lomo de venado con salsa de chocolate (Amancio), atún-azafrán-pan y chocolate (La Copla) o el bocata de chorizo con nocilla del bar La Jouja, en la foto.

Más información: www.leoninnova.com.

Barrio Húmedo Esencia puramente leonesa

Antes de dirigirte al barrio de vinos por excelencia, el Húmedo, conoce dos de las mejores propuestas de la ciudad. Una es Sésamo Gastrobar (Ramón Álvarez de la Braña, 1), en los límites de barrio Romántico. Abrió en diciembre de 2010 con Óscar Santamaría, procedente del Vivaldi, al frente. Su propuesta, nueva cocina para picotear, cuenta con sugerencias como cubiletes de patata ying-yang –con salsas brava y ali-oli– y tosta de foie, lascas ibéricas y reineta.

Nueva cocina para picotear (barrio Romántico)
Nueva cocina para picotear (barrio Romántico)

A 5 min de la colegiata de San Isidoro, cerca de la estación de Feve, La Copla (Renueva, 20 y www.lacoplaleon.es) tiene una de las ofertas más creativas. Jonás Díaz (chef) y Pablo Valbuena (sala) han apostado por una cocina autodidacta que bebe del recetario tradicional leonés. En su carta, seis pequeñas creaciones que varían cada mes: emparedado de bacalao, escalibada y queso de cabra, gazpacho de melocotón con langostinos...

Por la zona de vinos

En el barrio Húmedo conviven pasado y presente, paisanos de toda la vida y grupos de universitarios, tascas envejecidas y establecimientos cuidados. El Húmedo revive cada atardecer, sobre todo de jueves a domingo.

Es el baluarte de un modo de entender la vida acodada en las barras. Aquí se bebe en grupo y en la calle, se grita y se canta. Se celebra la noche y sus treguas.

Su centro es la plaza de San Martín. Bajo las torres de la catedral leonesa, La Trastienda del 13 (Ancha, 1) es una vinatería-restaurante con una larga barra en la que probar las tostas de rabo de buey con queso de cabra gratinado y reducción de Módena, cecina con micuit de pato o sushi de salmón con soja y wasabi.

Plaza del Hostal San Marcos
Plaza del Hostal San Marcos

En La Pitanza (Mariano Domínguez Berrueta, 6), además de cecinas y otros embutidos, pide puerros de Sahagún y pimientos del Bierzo.

La antigua imprenta Casado (Varillas, 3) ganó el premio popular del concurso de tapas 2011 con su montadito de solomillo. Prueba sus croquetas caseras, lengua curada con pimientos o mejillones en salsa roja.

El público se arremolina en las terracitas de la cercana plaza de San Martín, antiguamente llamada de las Tiendas. Entre sus locales elije la taberna El Llar: mollejas guisadas con rabo, setas a la plancha con queso de Valdeón o pulpo a la sanabresa. A su lado está el Latino, con dos tapas típicas: las gambas abrigadas con bacon en salsa de queso, pimientos del Bierzo con anchoas y revuelto de aguacate con setas y gambas.

Fuera del lío de San Martín están La Balconada (plaza Mayor, 28): tres pinchos morunos de pollo y de ternera, champiñones rellenos y morcilla de León, y el restaurante Tabas (plaza de Don Gutierre, 5), un espacio minimalista que abrió hace un par de años. Aquí pide gambas con bacon, mollejas de ternera a la parrilla, wok de verduritas, anacardos y ternera y crepes rellenos de setas y gambas.

Huevos rotos y cecina

Otra de las zonas típicas de tapeo es la calle Burgo Nuevo y aledañas. En la cafetería Las Torres (Burgo Nuevo, 58) son típicas las tapas de tortilla de patatas y las patatas con alioli. Cerca queda el Mesón del Burgo (Burgo Nuevo, 46), otro clásico de la ciudad: puerros con anchoas, cecina de vaca o patatas alioli. En La Bicoca (Av. Ordoño II, 17) pide hamburguesa de la casa, calamares y queso de oveja. Y en Las Meninas (Alfonso V, 3), pincho de tortilla de patata, huevos rotos con chorizo, tempura de verduras y gambas a la gabardina.

 

Mapa de la zona

Con historia

El Hospital de San Marcos, construido en el siglo XVI sobre un hostal de peregrinos del XII es todo un símbolo jacobeo en la ciudad. Hoy es un lujoso Parador de Turismo, junto al río Bernesga y a dos pasos del MUSAC. Con 214 habitaciones, desayunos de época y un viejo claustro visitable.

Consulta ofertas en www.parador.es.